Del fin de la tierra al recuerdo y la esperanza

Día 3. Domingo día 17 de abril

El fin de la tierra y la bravura del mar

(Boca de Río-Salto Xayas-Playa Langosterira-Faro Fisterra-Playa do Rostro-Faro Cabo Touriñán-Nemiña)

Esplendido día. Otro regalo más de esta tierra. Nos levantamos cuando aun no vemos el sol, aunque sabemos que ya ha salido. Son sólo las 8. Desayunamos y cargamos agua en una fuente en la misma playa, junto al aparcamiento.
Ponemos rumbo a Ezaro para ver el salto del Xayas (42º54'45.28"N;9º07'05,30"O), o pasando el puente que cruza la desembocadura, tomar una carretera que sala a mano derecha y continuarla hasta el final.

A las 9,30 horas de este domingo, en completa soledad, llegamos hasta una central eléctrica. Nos acercamos hasta casi el fondo pero creimos que el camino se cerraba allí por lo que regresamos a la camper. Pero yo había visto fotografias de la cascada mucho más de cerca, por lo que me empeñé en buscar el sitio y como únicamente quedaba otra posibilidad, comenzamos la corta y dura ascensión hacia el mirador de Ezaro. Y es en estos momentos cuando me alegro de tener una autocaravana "rutera" porque con mis menos de 6 metros, y 146 Cv me vi obligada a poner la primera marcha en un tramo.

Ya arriba, disfrutamos de unas hermosas vistas de la ría. Descendimos algo decepcionados por no poder contemplar más de cerca esta cascada y paramos para foto
grafiarla de lejos. Pero si algo me caracteriza, es ser preguntona y persistente así que en una tienda de Ezaro donde paramos a comprar pan, pregunté si se podía ver esta cascada mas de cerca. Y la respuesta fue muy afirmativa y es que nosotros no nos acercamos lo suficiente como para ver una pequeña puerta y escalera que descendía a unas estupendas pasarelas de madera que nos llevaron a los mismos pies de esta impresionante cascada que ahora, en primavera, estaba cargada de agua y era todo un espectáculo.



El Xayas es el único río de Europa que desemboca en cascada directamente en el mar. Pero al parecer antes de esa cascada hay un embalse que la cerró por motivos económicos, aunque la empresa que lo gestiona "permite" disfrutar de este espectáculo durante unas horas los fines de semana de junio a septiembre y algún que otro día significativo. Algo que parece absolutamente ridículo. No obstante, antes de salir de Madrid consulté al Ayuntamiento y me dijeron que ahora se podía ver siempre.

Agradeciendo que la gente fuera tan dormilona y nosotros tan madrugadores, en completa soledad disfrutamos de ella y pusimos rumbo hacia Corcubión, donde llegamos un poco más tarde.

Sin problemas, aparcamos junto a la plaza y dimos un breve paseo en el que contemplamos pazos y casas ilustres aunque hay que añadir que alguna de ellas contrastaba con la construcción vecina, moderna e incluso, de dudoso gusto, restando vistosidad al conjunto. Suponemos que fruto de una epoca donde lo viejo debia ser sustituido por lo nuevo sin importar nada más.


Dejamos atrás la villa para hacer una parada en la hermosa playa la de langosteira, de blancas arenas y sorprendentes aguas tranquilas (42º55'34.91N; 9º13'38.37 O).

Disfrutamos de un delicioso paseo sin ser sorprendidos por las más que traviesas olas , recogiendo conchas de berberechos y vieiras aquí y allá. La playa estaba llena lo que a mí me pareció un tesoro. Las pondría sobre la arena de los tiestos, en tarros o regalaría. ¡Qué lujo de sosiego y serenidad!.

Recorrida media playa, dimos la vuelta y regresamos para dirigirnos ya el imprescindible faro de fisterra en donde disfrutamos de unas hermosas vistas sobre el atlántico.

Considerado como el fin del mundo (fines terrae), se penso que más allá tan solo existía una sima de agua donde el sol se apagaba cada noche y a través de donde se llegaba a una región de tinieblas poblada por monstruos marinos.

Ahora se sabe que el punto más occidental de Europa está en el cabo Touriñan, pero se ha considerado siempre que era el cabo Fisterra.


El faro fue construido en el XIX y electrificado en 1930. De torre octogonal, tiene casa del farero y una plaza de homenajes, la de la República de Argentina. Es el faro más visitado de Europa y el más próximo a América, conocido por todos los navegantes del mundo como adeventencia de la cercanía de una costa sumamente peligorsa y traicionaera.Por cierto, una hermosa explanada a un lado del faro invita a pasar la noche a los más atrevidos.

Nostros decidimos buscar una playa para comer y descansar y elegimos la do rostro (42º58'24,35 N; 9º15'19.02 O).

En la carretera no aparece ninguna señal hasta que estamos cerca, por lo que las coordenadas fijadas en el navegador son en este caso imprescindibles.

Aparece una pequeña señal que nos dirige por una estrecha carretera que termina en un pequeño fondo de saco con capacidad para no más de una docena de coches. Unas altas dunas nos impiden la vista de la playa. Comemos y como me pica la curiosidad, me dirijo a ella.

Tras subir cansinamente una duna, una solitaria y salvaje playa se abre a mis pies sorprendiendome con toda su belleza. A un lado de ella, las olas se estrellan estrepitosamente contra una muralla de rocas, al otro, las olas rebeldes rompen violentamente sobre un extenso arenal produciendo un sonido atronador.

Es muy bella. Se extiende solitaria y hermosa varios kilómetros y un muro de dunas la cierra.

Me acerco al mar, extiendo mi esterilla que sujeto con arena para que el viento no se la lleve. Hago una bonita foto y se la mando a David con un texto:" Hermosa ¿eh?". Observo detenidamente
 la violencia de las olas al romper y decido alejarme unos metros para mantenerme seca. Cuando estoy "montando el chiringuito" de nuevo, veo como una ola tremenda y amenazadora pretende romper y aunque intento salvar lo que tengo tirando de la esterilla para arrastrar lo que hay en ella, en un segundo literalmente me barre: un desastre.

Desde aquí un rincón para el recuerdo, para NO OLVIDAR y para hacer mi pequeño homenaje a todos aquellos voluntarios que se entregaron generosamente y sin descanso a una tarea que casi parecía imposible: quitar el luto al mar y devolverle su vida y su color.Que estas imágenes recogidas en internet, sirvan para el recuerdo, para que algo así, NO OCURRA MÁS.















Creo que estoy lejos de imaginarme lo que pudieron sentir estas gentes acostumbradas a vivir con el azul del mar y las arenas blancas, cuando un manto negro lo cubrió todo...











Pero valgan también como notas de esperanza estas otras imágenes del presente, en el que aún se notan las marcas negruzcas de este drama, pero con un mar azul y limpio.
















Y abajo aparece el monasterio junto al que se pueden observar las dos famosas piedras, la del abalar y la de los riñones relacionados con cultos litolátricos y que en simbología cristiana representan los restos de la embarcación que transportó a la Virgen.

Sobrecogidos por el recuerdo y de regreso a la auto, pudimos ver los restos de lo que fue un secadero de congrio, el unico superviviente de la zona.












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